Una sinrazón e injusticia difícil de digerir.
¿Nadie desde la Administración se compromete a aplicar un poco de cordura?

Los bares, terrazas, playas y calles
a reventar de gente 

pero los usuarios de residencias encerrados,
los centros de día cerrados
y los centros de jubilados de Bilbao también.

Solo hay una razón para entenderlo:
económica.
Es de locos, pero es lo que hay.