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Estos son los 10 puntos del manifiesto:
Envejecer es un proceso natural que puede comportar determinadas limitaciones, pero eso no nos convierte en inútiles. Nuestros puntos de vista siguen siendo igualmente válidos y nuestra experiencia es un valioso activo para el aprendizaje colectivo.
Como personas adultas, queremos tomar decisiones sobre todo aquello que concierne a nuestro día a día: lo que comemos, el lugar en el que vivimos, las personas con quienes nos relacionamos. Tenemos derecho a elegir nuestra dieta y a disponer de nuestro tiempo libre como cualquier otra persona adulta.
El espacio en el que vivimos afecta a nuestro ánimo y, como cualquier persona, necesitamos nuestra pequeña parcela de intimidad. No somos objetos a los que haya que arrinconar. Ya sea disponiendo de un espacio adecuado en casa, o de una zona privada en una residencia, el espacio vital es una primera necesidad también para nosotros.
No tuvimos la ocasión de aprender tecnología en la escuela y por eso no siempre podemos seguir los cambios veloces que rigen el mundo. Tenemos derecho a la no exclusión en el trato con bancos, administraciones y empresas, por ejemplo, a través de procesos guiados con ayuda del personal.
Museos, cine, teatro, ópera… las personas mayores también tenemos derecho a acceder a la cultura. Es importante seguir concienciando a las instituciones y administraciones para que se respeten las condiciones de accesibilidad, sin generar exclusiones totalmente evitables.
Durante muchos años hemos cuidado de nuestros hijos y también de nuestros nietos. Lo hemos hecho gustosamente y con dedicación. Merecemos un respeto que debe inculcarse desde las escuelas e impulsarse desde las administraciones y medios de comunicación. Es un error infantilizar a las personas mayores por el mero hecho de serlo.
La infancia y los jóvenes han aprendido históricamente de las generaciones mayores, que han aportado su experiencia y sus vivencias. Hay que estimular esa conexión intergeneracional si queremos seguir construyendo una sociedad con sentido crítico y de progreso.
El ser humano necesita una conexión con el entorno natural, que nos recuerda cuál es nuestra esencia y nos reconecta con la naturaleza. Las personas mayores también requerimos ese contacto, ya sea en plena naturaleza o en momentos puntuales: un paseo por el bosque, una visita al mar, unos minutos de calma en un parque con árboles etc.
Los animales y mascotas nos hacen compañía en los ratos de soledad, nos reconfortan en los momentos de tristeza y nos ayudan a sentirnos útiles. Una sociedad que separa a sus personas mayores de los animales estará restándoles calidad de vida.
No necesitamos ser protagonistas, pero sí que nos dediquen la atención necesaria, ya sea en casa o en una residencia. Cada persona es diferente, y los ancianos también podemos serlo entre nosotros. Requerimos ser escuchados para expresas nuestros anhelos, nuestras inquietudes y nuestras necesidades más básicas.
El espectacular aumento de la esperanza de vida queda claramente reflejado también en las cifras de las últimas décadas. Las estadísticas del Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en 2020 vivimos una media de 72,5 años —20 más que en 1960— y que la población total de mayores de 60 se habrá duplicado en 2050 respecto al año 2000.
La consecuencia de esta mayor longevidad queda reflejada en la inversión de la pirámide demográfica, a lo que se le une el descenso generalizado de la natalidad en todo el mundo. En otras palabras, cada vez hay más personas mayores y menos jóvenes, algo que se pudo constatar en 2018 con un hecho insólito: ese año, por primera vez en la historia de la humanidad, los mayores de 65 años superaron en número a los menores de cinco, como reveló la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Ante este panorama, la silver economy cobra una dimensión mayor. Pero, ¿qué significa realmente silver economy? Se trata de un concepto que incluye todas aquellas actividades económicas, productos y servicios destinados a satisfacer las necesidades de los mayores de 50 años.
Entre todos los aspectos que alberga, hoy en día una de las claves de la silver economy sigue estando en la innovación tecnológica. Los avances relacionados con la domótica, Inteligencia Artificial (IA), Internet de las Cosas (IoT), eSalud y demás servicios propios despiertan un gran interés entre el público maduro.
21 de Julio
Hizlariak / Ponentes
Edificio Ensanche
(Zabalgune Plaza, 11, 48009 Bilbo)
Este pasado jueves 14 de julio ha entrado en vigor la ‘Ley Zerolo’, que reconoce explícitamente la edad como forma de discriminación y prevé sanciones que van desde los 300 a los 500.000 euros, tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
En concreto, la nueva norma especifica que "nadie podrá ser discriminado por razón de nacimiento, origen racial o étnico, sexo, religión, convicción u opinión, edad, discapacidad, orientación o identidad sexual, expresión de género, enfermedad, situación socioecónomica o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Y los principales ámbitos que regula son el laboral, el educativo, el sanitario y el de la vivienda, aunque también prevé mecanismos en otros como el de justicia o el administrativo.
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ley-que-reconoce-discriminacion-edad-no-garantiza-cambio
Para que aviséis a familiares, amigos/as, etc.
Esta segunda edición de los premios, ha seleccionado tres proyectos surgidos desde tres entidades vizcaínas. Nuestra felicitación a todas ellas, y en especial a Victor Crespo y su proyecto llevado a cabo en Sopelana :
PRIMER PREMIO:
Proyecto: “TALLER DE DIBUJO ARTISTICO A DISTANCIA”
Centro Social: SOPELANA LAGUN ARTEA (Bizkaia)
Responsable: Victor Crespo Landaburu
Asociado a NAGUSIAK
PREMIO: 1.500 €
1º ACCESIT:
Proyecto: “PRACTICA ARTISTICA COLABORATIVA”
Centro Social: ASOCIACION LA MINA GALLARTA (Bizkaia)
Responsable: Mª Carmen Pérez Garín
Asociado a NAGUSIAK
PREMIO: 500 €
2ºACCESIT:
Proyecto: “TALLER DE TEATRO”
Centro Social: ASOCIACION DE JUBILADO ALTZAGA-ERANDIO (Bizkaia)
Responsable: Pilar García
Asociado a NAGUSIAK
PREMIO: 500 €
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La institución foral ha modificado ya para este año las bases de la convocatoria./ YvonneFERNÁNDEZ |
«Los beneficiarios tendrán cumplidos los 18 años y menos de 65». Este requisito contenido con este literal en las bases de unas ayudas agrícolas impulsadas por la Diputación en 2021 ha hecho que la Justicia haya tumbado la convocatoria, dando la razón a una mujer que denunció que las citadas subvenciones resultaban «discriminatorias» por razones de edad para los baserritarras mayores.