La soledad no deseada puede mermar las capacidades de las personas, acelerando un posible deterioro físico o cognitivo. En Bilbao residen más de 83.000 mayores de 65 años, colectivo especialmente vulnerable al aislamiento. Para acompañarlas y ayudarles a mantener sus redes personales activas, el ayuntamiento acaba de poner en marcha un proyecto innovador: Aukeragune, centro pionero a nivel estatal, y que pretende prevenir la fragilidad social y preservar la autonomía.