Tarde o temprano, más temprano que tarde, alguien se dará cuenta, al fin, de lo que ya hace muchos años decía Einstein: "Si quieres soluciones distintas, no hagas siempre lo mismo". Y sí señores, el Estado y los 'sabios', entendidos en los temas económicos y expertos en pensiones, es lo que han venido haciendo una y otra vez. Por eso, las pensiones las tratan como un problema. Y no es tal.
Vivimos en una sociedad de consumo. ¿Tenemos la mayor parte de lo trabajadores sueldos como para tener un poder de ahorro suficiente para crearse una pensión privada? No. Y, si encima de ello, cada 10 años la Diosa Fortuna nos va a mandar una crisis que nos hace retroceder, menos aún.
Por todo ello, urge implementar un nuevo sistema para crear una pensión digna para todos y cada uno de nosotros. Pero todo ello tratando de no taponar con costes innecesarios a empresas, autónomos, Estado y trabajadores. Como saben, o deberían saber, los costes sociales de la Seguridad Social para una empresa vienen a suponer un 35% de la base reguladora, que la empresa le adjudica (le paga, vamos) al trabajador.
Pues bien, si el Estado, al nacer un español o española le ingresara en un fondo de pensiones una cantidad, por ejemplo, de 5.000 o 10.000 euros, y este fondo de pensiones le garantizara un interés compuesto de entre el 4 y el 6% de media, este españolito/a, cuando alcanzara la edad de 60-65 años, podría tener, solo por este método, una pensión de no menos de 200.000 euros.
Y el coste para el Estado sería, si se entregaran esos 5.000 euros a cada persona que nazca, 5.000 millones de euros al año, dado que los nacimientos en España, actualmente, no superan los 500.000 niños/as al año. Si sabemos que solo por desgravaciones fiscales –en planes de pensiones privados, compra de vivienda, primeras de seguro de ahorros, etc.– Hacienda devuelve al año no menos de entre 10.000 y 17.000 millones de euros, solo en dinero ingresado en cuenta a los contribuyentes, ya me dirán si no sería rentable.